Piensa que es mi mano la que arrastra las suaves olas que te arropan en la orilla. Piensa que son mis dedos los que se esconden en la brisa que alvorota tu cabello. Piensa que mis labios se mezclan con la fría espuma que salpica tu rostro. Piensa en mí aunque me haya ido, pues yo te estaré esperando, buscando tus lágrimas en la inmensidad del océano.
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