La oscuridad desaparece y un rayo de luz ciega sus ojos. Los
gritos lo envuelven y la repentina muchedumbre hiela sus huesos pero no es
momento de retroceder cuando la libertad está tan cerca.
Tan rápido como puede, avanza sin tregua intentando enbestir
a los pobres ilusos que osaran interponerse en su camino. Sus pasos resuenan
con estruendo en una tierra extraña, ajena a sus prados. El gentío le hostiga
con gritos y desafíos, pero no es momento de detenerse, la libertad está cerca.
El ruido cesa, el silencio se apodera del recinto. Mira a su
alrededor pero no hay escapatoria, encerrado. Un hombre lo mira amenazante, él
sabe reconocer la muerte en su rostro. Levanta una pesada pata, vacilante pero
sin retroceder, la gloria está cerca.
Cansado por la carrera, aúna sus fuerzas en un último
esfuerzo, un trote primero, una embestida después. Siempre decidido, sabe que
su vida está en juego, no se puede fallar. Pero falla. Un pinchazo en el lomo y
sus patas comienzan a flaquear. Contempla la multitud silenciada mientras sus
fuerzas ceden por completo y la muerte le tiende sus negras alas. El final está
cerca.
El tendido comienza a
vaciarse, las personas se marchan mientras un héroe yace muerto en la arena. Así
mueren hoy las bestias, así morían ayer los dioses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario