miércoles, 17 de noviembre de 2010

Conociendo nuestros miedos

¿Cuales son nuestros miedos? y sobre todo, de qué dependen. ¿Son nuestras experiencias las que condicionan nuestros temores o nacidos con algún tipo de miedo escrito en nuestros genes?




Lo de que existan comportamientos escrito en el ADN puede parecer extraño en un primer momento, pero hay varios estudios que demuestran la presencia de comportamientos innatos (no aprendidos) en diferentes tipos de animales. Por ejemplo, un estudio con perdices recién nacidas mostraba que cuando se pasaba una sombra sobre sus cabezas con forma de oca (cuello alargado y cola corta) las perdices no mostraban ninguna atención, pero si pasaban una silueta de águila (la silueta anterior pero en sentido contrario, cuello corto y cola larga) los polluelos se agachaban para pasar inadvertidos.

En aves dónde su lenguaje es limitado puede tener sentido este comportamiento innato, ¿pero ocurre también en las personas? La respuesta es que sí, ocurre. Ejemplos de ello son el reflejo de prehensión en los bebés, la búsqueda lateral del pezón, la capacidad de "andar", y la risa o el llanto.

Pero y los miedos, ¿existen miedos innatos en los humanos? Los bebés parecen no tenerle miedo a nada. Podemos disfrazarnos de el monstruo más horrible y el bebé nos regalará una sonrisa. El insecto mas asqueroso puede pasar a su lado y el bebé lo recibirá con simple curiosidad. Los miedos innatos son los más simples, fuertes ruidos, el dolor y el desamparo, son aquellos de los que no podemos escapar aunque si podemos disminuirlos con la experiencia.

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